sábado, 24 de junio de 2017

Agentes de bolsa por agentes robotizados

La imagen actual de las bolsas no es la típica que muchas personas piensan, en las que hay numerosos agentes de bolsa enloquecidos negociando precios. En el mundo de las finanzas se ha desarrollado a cabo una revolución que se ha llevado a cabo fuera de las cámaras. Las máquinas y servidores informáticos han tomado el relevo de los seres humanos, denominados agentes robotizados.





Hoy en día operar en los mercados financieros es extremadamente sencillo, pues solo se requiere unos minutos para abrir una cuenta de trading con uno de entre tantos brókers que hay disponibles. Digo sencillo en cuanto a la facilidad de disponer de nuestra cuenta personal de forma rápida y fácil, no en cuanto a la obtención de beneficios, que requiere de amplia experiencia y elevados conocimientos en los mercados. Pero con el desarrollo de las plataformas de trading, desde nuestro ordenador, tablet o smartphone, todos podemos especular en los mercados en directo.

Pero, por otro lado, existe otra manera de operar, a través de un método denominado trading algorítmico, trading de alta frecuencia o trading automático, que utiliza un sistema de cálculo basado en un algoritmo.

Un algoritmo es un conjunto de instrucciones escritas en forma de código informático en un lenguaje de programación. Estos programas son capaces de determinar el sentido de las tendencias del mercado, las posiciones que se van a tomar, las estrategias que se establecerán y monitorear grandes volúmenes de transacciones en distintos mercados. Pueden llegar a ejecutar miles de transacciones por segundo y ofrecen la ventaja de que el miedo, la intuición y la psicología de los traders, que tanto influyen en nuestra operativa, es inexistente en estos programas de negociación.

Como bien ocurre en todos los sectores de la sociedad, en el que la tecnología y los robots están reemplazando el trabajo humano, en el sector financiero los sistemas automáticos de trading también le ha hecho la competencia a los traders humanos, y se denominan agentes robotizados (o robots). En Wall Street más de las dos terceras partes de las transacciones bursátiles pasan por ordenadores autónomos y, en Europa, no estamos muy lejos de Estados Unidos, pues el trading automático representa una tercera parte de las transacciones.


Pero todo lo que por un lado genera beneficios y ventajas también puede generar perjuicios o problemas.

Las finanzas juegan un papel crucial en nuestra sociedad, y cuando los mercados crecen y las bolsas suben, las empresas encuentran oportunidades de inversión y crecimiento pero, por el contrario, cuando se hunden pueden peligrar miles de puestos de trabajo y tumbar sectores enteros de la economía.

La primera vez en la historia en que se perdió el control sobre las máquinas y no se podía detener la especulación fue el 6 de mayo de 2010. Los mercados fueron víctimas del nerviosismo tras una sesión catastrófica en el que el Dow Jones caía un 10 %.

El culpable de que todo el sistema se desmoronara fue un agente robotizado, que pertenecía a un fondo de pensiones estadounidense llamado Waddell & Reed. Aunque la culpa del desplome no era todo suyo, sino que aquel día cientos de robots de muchas empresas de trading de alta frecuencia reaccionaron a enorme velocidad vendiendo en masa y saturando la red. La Bolsa de Chicago tuvo que cerrar el mercado por varios segundos para detener el colapso.

La bolsa es una batalla de autómatas y también hay defraudadores que aprovechan el trading de alta frecuencia para utilizar estrategias para manipular el mercado, pues lamentablemente la manipulación siempre ha sido un elemento que permite ser competitivos.

Una de estas técnicas fraudulentas es la saturación, un acto ilegal que consiste en ejecutar una avalancha de órdenes en segundos para ralentizar a los demás traders. Es decir, las empresas envían una serie de órdenes para saturar los ordenadores de la bolsa y ralentizar el flujo del conjunto de los actores del mercado, de forma que tan solo los más rápidos, es decir, ellos mismos, puedan aprovecharse de las oportunidades.

Otra técnica son las interferencias, que consiste en despistar a los inversores enviando una orden y en el mismo milisegundo aniquilar esa misma orden. Se trata de una estrategia sucia con el objetivo de inducir a error a los traders y marear a la bolsa con órdenes que en muy pocas ocasiones son ejecutadas.

Por culpa de la velocidad de estas estrategias es difícil para las autoridades de los mercados financieros detener a los defraudadores. No obstante, lo que está claro es que es imposible para un humano competir con un robot y con el paso del tiempo y el desarrollo tecnológico, serán más las transacciones controladas por sistemas automáticos, con mejores algoritmos y más complejos.

Cabe preguntarse cuál será el futuro de los traders y si nuestros estudios y formación en finanzas deberíamos ya a empezar a complementarla con la programación y la ingeniería, la estadística y la física.

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