miércoles, 26 de julio de 2017

Ya no vivimos en el Capitalismo, sino en el Financiarismo

Mucha gente detesta el capitalismo, pero la realidad es que actualmente el sistema que tenemos de capitalismo tiene poco, es financiarismo y financiarización.




Tras la caída del feudalismo surgió en Europa el capitalismo, un orden social y económico que surgió de la división de la mano de obra. Al principio la mano de obra producía bienes y había un mercado que las compraba. Sin embargo, con la revolución industrial, la mano de obra se empezó a dividir, se desarrollaron las cadenas de montaje y el capital asumió su propia naturaleza y fuerza, permitiendo crear capital de sí mismo. De esta forma, nosotros podemos financiar la actividad de una fábrica mediante la concesión de un préstamo, y utilizar ese préstamo para avalar otro proyecto o inversión.

Según Marx, la lógica del capitalismo consistía en dividir la mano de obra, de forma que un capitalista acumulara capital y recursos de producción de carácter privativo y pagara una división de la mano de obra en dinero. De esta manera, un trabajador vendía su tiempo a cambio de una retribución material, el salario, y de esta colaboración se obtenía un beneficio que retroalimentaba el sistema.

Así pues, Marx hablaba del ciclo monetario como base del capitalismo, mediante la transformación del dinero en materias primas, y de estas otra vez en dinero. El problema actual, es que ahora el dinero ya no se utiliza para pagar esas materias primas, sino que cada vez necesitamos más crédito, de ahí que la manipulación se haya convertido en el pilar de nuestro sistema.

La financiarización es un término utilizado en el capitalismo financiero que se ha desarrollado durante las últimas décadas, en el cual el apalancamiento, que ha sobrepasado el capital y los mercados financieros han dominado la economía industrial, junto a la posibilidad de financiarse al cero por ciento de interés, han cambiado la naturaleza del capital.

Es decir, hoy en día se divide a la gente entre aquellos pocos privilegiados que pueden acceder al capital al cero por ciento de interés y aquellos muchos otros que se ven obligados a pagar un interés mucho mayor. Ahí es donde radica el problema y hacia donde nos ha llevado la financiarización.

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